El Mundial ya tiene un finalista: la Holanda de Sneijder y Robben que, a
base de mucha pegada y poco juego, derrotó a Uruguay y se plantó a la gran
cita con seis triunfos en otros tantos partidos. Pero asustar, no asusta. Al
menos, el equipo. Las individualidades son otra cosa porque sus dos
estrellas parecen tocadas por una varita mágica esta temporada: Sneijder no
ha perdido contra nadie y Robben sólo ha perdido contra Sneijder en la final
de la Champions.
Ayer su víctima fue una Uruguay dignísima a la que le faltaban dos de sus
tres mejores futbolistas (Luis Suárez y Lugano), pero que jamás se detuvo a
lamerse las heridas. Ni siquiera cuando, tras 19 minutos de soporífero
tanteo, Van Bronckhorst se sacó de la nada un zurdazo lejanísimo directo a
la escuadra.
Tras el gol, Cáceres y Van Bommel se dedicaron a enturbiar el partido patada
va, patada viene, hasta que Uruguay recordó que Holanda lleva todo el
Mundial sin saber cómo hacer llegar la pelota a sus fabulosos atacantes.
Poco a poco la noche se tornó celeste, con Gargano y Arévalo recuperando con
mucha facilidad y Forlán apareciendo cada vez más. Y como el Jabulani es un
diablo bromista pero democrático, un zurdazo made in Forlán acabó en la red,
Heitinga y Stekelenburg mediante. Empate al descanso y a empezar de nuevo.
Van Marwijk reaccionó bien, metiendo a Van der Vaart por De Zeeuw para
intentar que Holanda pareciera Holanda y no el Bolton, pero la receta tardó
20 minutos en hacer efecto. En ese tramo residió la esperanza uruguaya, con
alguna aparición de Cavani y una buena parada de Stekelenburg a falta de
Forlán. Con el dominio, la ausencia de Luis Suárez pesó más.
Pegada.
Porque esta Holanda responde a las collejas con cañonazos aislados, pero
terminales. Avisó Van der Vaart tras la primera buena maniobra de Van Persie
en Sudáfrica y, como tantas veces, ajustició Sneijder, que mezcló calidad y
suerte a partes desiguales. Su tiro malintencionado tocó en Maxi Pereira y
se aprovechó de la presencia de Van Persie en un fuera de juego tan justo
que avala la utilización del ante la duda, no pitar. Y antes de que Uruguay
se levantara, el admirable Kuyt puso un buen centro que Robben ennobleció
con un cabezazo perfecto a la cepa del palo. Punto final. O casi.
Porque, como dolorosamente descubrió Ghana, a esta Uruguay hay que matarla
varias veces para quedarte tranquilo. El único que se rindió fue Tabárez,
que quitó a Forlán con 1-3 y casi tiene que tirarse de los pelos y jugar sin
su estrella una prórroga. Porque Maxi Pereira marcó en el 92' y el buen
árbitro Irmatov (hasta Uzbekistán ha habido que irse a encontrar uno) le iba
la marcha y añadió cinco minutos de emoción, pero no hubo milagro. Holanda
espera. |