La selección de Brasil salió del hotel en Port Elizabeth y comenzó su viaje
de regreso a Brasil con aplausos y algunos gritos. Un grupo de unos 300
aficionados, incluidos los brasileños y sudafricanos, estuvieron presentes
en el momento en el que la concentración brasileña abandonaba el lugar.
Julio César, uno de los que más lloraron en el vestuario el viernes pasado,
entró en el autobús de nuevo con lágrimas en los ojos.
La puerta del hotel donde se estacionó el autobus que recogió a la
canarinha, fue escoltada por la policía, que acordonó las calles colindantes.
La prensa y los aficionados vieron la salida de los jugadores a unos 50
metros de distancia. La mayoría aplaudió a los atletas y un pequeño grupo
lanzaron gritos de protesta contra ellos.
El trayecto hasta el aeropuerto fue de unos cinco minutos. Los autobuses
fueron escoltados por diez coches de policía. En el camino, las calles de la
ciudad fueron cerradas para facilitar el desplazamiento. El vehículo dejó
directamente a los jugadores en la puerta del avión fletado por el FSC.
El despegue en Port Elizabeth estaba previsto para las 17:00 horas (24:00
GMT). En Johannesburgo, a las 21h (16h), el grupo tomó un avión a Río de
Janeiro, con hora estimada de llegada de las 2:40 am. La segunda parada será
en Sao Paulo a las 4:15 am. Todos los jugadores salieron juntos. |