Menos un grado. Ésa será, aproximadamente, la temperatura en Ellis Park
para el partido que mañana enfrenta a Brasil y Suráfrica. En dos días,
la climatología se ha puesto verdaderamente invernal en Johannesburgo,
donde ayer bajaron las temperaturas mínimas de 14 a 5 grados y donde hoy
descenderán aún más, hasta cotas casi centroeuropeas. Rafael, uno de los
miembros de la delegación brasileña, lucía bufanda por culpa de un
resfriado: él es el más vivo ejemplo del problema que puede resultar el
frío para los brasileños, desacostumbrados a él incluso en invierno.
Hace dos semanas, la Seleçao abandonó la calurosa Recife, donde había
jugado contra Paraguay. Durante aquel encuentro de clasificación para el
Mundial hubo 30 grados. Los utilleros brasileños trajeron a Suráfrica
una ropa de abrigo que, entre las pocas horas de entrenamiento (ocho
horas en 12 días) y la bondad del clima (salvo en Rustenburgo, parecía
primavera) los jugadores aún no han usado. Mañana deberán ponerse el
termolactil. Una ventaja para Suráfrica. |