Esta noche, a las once, Canal + ofrece la final de la Copa América.
Final de tronío: Argentina-Brasil. Los dos grandes, una vez que Uruguay
ha ido declinando su poderío, colosal en la primera mitad del siglo
pasado, decaído después. Es un partido bonito, lleno de caras conocidas
en nuestro fútbol. Por Brasil tendremos al rutilante Robinho, estrella
del equipo, a Baptista y a Alves, que empieza en el banquillo. En
Argentina, arrancando por el portero del Getafe y terminando por la
joven estrella del Barça, Messi, casi todos están aquí, o bien han
estado en alguna fase de sus largas carreras.
Pero para disfrutar de verdad este partido hay que mirar un poco más
allá: hay que mirar a la formidable rivalidad entre esas dos selecciones,
que se disputan la supremacía en un continente especialmente devoto del
fútbol y más rico que ningún otro en talento. El palmarés compartido da
empate técnico: se han enfrentado noventa veces, con 34 victorias para
cada uno y 22 empates. En goles, corto margen para Argentina (148-143).
En la Copa América, Argentina aplasta con catorce títulos a siete. Pero
los cinco mundiales de Brasil contra los dos de Argentina son el as de
oros que lo decide todo.
Y ahí le duele a Argentina, que se siente mejor que Brasil, que lo
corrobora en el campeonato de aquella región, pero que sabe que el mundo
contempla a Brasil, con sus jugadores de inspiración, diferentes, muchos
de ellos bastante frívolos, como la cima del fútbol. Argentina tiene un
fútbol más sabio, más consciente, pero carece de la riqueza multirracial
de los brasileños y no consigue convencer al mundo de que su fútbol es
mejor que el del alegre vecino. Hoy lo intentará una vez más. Ha ido a
esta copa con todo, cosa que no ha hecho Brasil. Esta noche no habrá
cuartel. Será todo un partidazo. |