El alicaído Madrid de estos días recibió
ayer una buena noticia: Ronaldo se ha incorporado al grupo, se ha
entrenado con todos. Se ha entrenado por primera vez con Capello, dicho
sea de paso. Hasta ahora, tal acontecimiento no se había producido.
Contra el consejo médico del club, y tras algún equívoco de si voy o
vengo, Ronaldo se sometió, diez días después de su salida del Mundial, a
una operación menor. En principio se informó que le tendría parado poco
tiempo, dos semanas a lo sumo. Pero resultó bastante más tiempo, dado
que hasta ayer no se ha incorporado a los entrenamientos.
Pero, en fin, todo pasó y en dos o tres semanas podrá jugar. Y me
aseguran que jugará, que su disposición al ritmo de los entrenamientos
de Capello es buena y que éste piensa contar con él, para hacer pareja
de ataque con Van Nistelrooy. Este más arriba, más dentro, más metido,
lo que los ingleses llaman hombre diana. Ronaldo un poquito más atrás,
llegando al hueco que le abra precisamente Van Nistelrooy. Sobraría
entonces Cassano o Raúl, eso está por ver. La cuestión es que con
Ronaldo el Madrid tiene una baza más, y una baza muy poderosa. Motivado
y entrenado aún puede ser el mejor.
Y yo estoy lleno de curiosidad. Siempre me parecieron Capello y Ronaldo
como agua y aceite: imposibles de mezclar. Si no es así, si son capaces
de cooperar, el Madrid dará un salto de categoría. Es una gran prueba
para ambos. Ronaldo va cumpliendo años, lo sabe, no puede descuidarse
más si quiere alargar su carrera y seguir disfrutando del fútbol un
tiempo más. Porque cuando eso se acaba, ya no vuelve. Respecto a Capello,
ahí tiene una tarea que le justificaría: la de rehabilitar a este genio,
imponerle con mano de hierro en guante de terciopelo una disciplina de
trabajo a la que siempre fue refractario. |