El 23 de abril de 2003 está
grabado en la memoria de Ronaldo, que regresa a Inglaterra tres años después de
aquella gesta. Esa noche conquistó el corazón de una afición apasionada y
entendida, que se puso en pie para abrazar a su implacable verdugo. En Old
Trafford se sigue hablando de ello. 68.000 tipos aplaudieron entregados al genio
cuando en el minuto 62 de aquel Manchester-Madrid, Del Bosque ordenó el cambio
de este brasileño matrimoniado con el gol desde que era un meninho y jugaba en
la playa de Barra da Tijuca.
Los red devils ya tenían perdido el partido y la eliminatoria de cuartos (iban
2-3). Ronie les había metido tres goles como tres soles para desesperación de
Barthez, el portero que cinco años antes le había birlado la gloria al artillero
en la final del Mundial de Francia, horas después de que el crack sufriese un
ataque de ansiedad que casi le cuesta la vida.
En el primer gol dejó en evidencia a Ferdinand, en el segundo a Silvestre y en
el tercero a O'Shea. Olía a cartucho de dinamita encendido cada vez que Ronaldo
recibía la pelota cerca del área inglesa. Beckham, alucinado con la exhibición,
estaba hechizado en el banquillo junto a Alex Ferguson, que lo mismo le tiraba
una bota a la ceja que le privaba de ser titular ante el equipo que ya tenía
seducido a David.
No olvidaré el momento sublime de la velada. Solari, el jugador número 12 de Del
Bosque, esperaba al héroe en la banda de Old Trafford. Ronie vio la tablilla y
empezó su travesía triunfal. Ni un silbido, ni una palabra de ira. Aplausos
firmes y ruidosos. Todos los fans del United estremecieron con su ovación el
corazón de los 1.700 seguidores blancos presentes en la Tribuna.
Ronaldo, que sólo había vivido algo similar en un Brescia-Inter, levantó
orgulloso su mano derecha. Sabía que había consagrado su discutido estilo de
juego. Ese día tampoco presionó, ni corrió para la galería. Pero apareció tres
veces y metió tres puñales que colocaron al Madrid en la semifinales de la
Champions, el único título que sigue vacío en la espectacular vitrina que tiene
en su casa de La Moraleja.
Del Bosque, el único técnico que supo sacar todo el jugo de este depredador del
gol, dio una lección en la sala de prensa de Old Trafford: "Sabíamos que era un
partido para Ronaldo". Highbury, próxima estación. El 9 sueña con otra velada
mágica. ¿Le dejarán? Pregunten a López Caro... |