Ronaldinho Gaúcho fue profeta en su tierra
natal, Porto Alegre, y con dos goles de penalti empujó a la selección de
Brasil a una goleada por 4-1 sobre la de Paraguay que paga casi el resto
de su pasaje al Mundial de Alemania.
Zé Roberto (m.70) y Robinho (m.82) completaron el rosario de goles en la
mejor presentación de Brasil en la segunda vuelta de las eliminatorias
sudamericanas, que apenas fue eclipsada por el error defensivo que
permitió descontar a Roque Santa Cruz (m.72) y la agresión que causó la
expulsión del zaguero Lúcio (m.79).
Los brasileños llegaron a 27 puntos al cabo de la decimocuarta jornada y
quedaron a uno del líder, Argentina, el rival del próximo miércoles en
Buenos Aires que el sábado cayó por 2-0 en su visita a Ecuador. Los
paraguayos, que jugaron con gran seguridad hasta encajar el primer gol,
a los 32 minutos, se quedaron en el cuarto puesto de la clasificación,
con 19 puntos, cuatro menos que los de Ecuador y dos más que los
cosechados por Colombia y Uruguay.
Al grito de "Yo soy gaúcho", el gentilicio de los nativos de Río Grande
do Sul, cuya capital es Porto Alegre, unos 50.000 aficionados celebraron
la actuación de Ronaldinho, cuyas dianas derivaron de faltas provocadas
por los laterales Denis Caniza y Paulo Da Silva.
El primero, a los 32 minutos, nació de la mano que interpuso Caniza para
contener un centro de Roberto Carlos y en el segundo, a los 42, el
árbitro uruguayo Martín Vázquez interpretó como falta de Da Silva su
limpia entrada a los pies de Robinho.
Los de Aníbal Ruiz comenzaron asustando a los pupilos de Carlos Alberto
Parreira con rápidas coladas que terminaban con jugadas aéreas en los
pagos de Dida. La fórmula generalmente comenzaba con un cabezazo hacia
atrás de Carlos Humberto Paredes en busca de Salvador Cabañas y Roque
Santa Cruz, o de los zagueros Carlos Alberto Gamarra y Julio Manzur.
Gamarra y Manzur se multiplicaron en la retaguardia para cerrar los
espacios de Adriano, y cuando el "Emperador" del Inter italiano rompió
el cerco, se estrelló con la valentía temeraria del guardameta Justo
Villar, la figura del elenco paraguayo.
En un mano a mano el titular del Newell's Old Boys sufrió una herida en
el rostro al chocar con la pierna del delantero y en otro interpuso su
cuerpo para contener un remate a la portería.
En el segundo tiempo la selección brasileña jugó con más espacios y
causó más zozobra. Ze Roberto reventó el balón en el horizontal y
Ronaldinho Gaúcho se cansó de desgranar jugadores desde atrás. La
pirotecnia brasileña explotó en varias jugadas que estremecieron las
tribunas, como el doble sombrero de Roberto Carlos en la mitad de la
cancha, o el desplante de torero de Robinho al servir de cabeza un pase
a Kaká.
La selección paraguaya reclamó con razón una falta del defensa central
Roque Júnior antes de que Zé Roberto, en una excursión a los 70 minutos,
aumentara la ventaja a tres con un remate de fuera del área, seco,
venenoso, lejos del alcance de Villar en el ángulo derecho.
Paraguay no se entregó y al mejor estilo ofensivo, acortó distancias con
un cabezazo de Roque Santa Cruz, en un soberbio salto sobre Lúcio.
Robinho, que ya había visto el anuncio de su salida, a ocho minutos del
final, puso la guinda en un contragolpe tras recibir un pase limpio de
Zé Roberto. |