Primer acto: En el
partido más intrascendente de la temporada, el Real Madrid mostró la
cara de su entrenador, Vanderlei Luxemburgo, un hombre circunspecto,
serio y que no está para bromas. Esa es la imagen ofrecida por el
brasileño desde su llegada a España, pero para la próxima campaña
promete más alegría, una imagen más cercana al desinhibido fútbol
brasileño. Veremos. El Bernabéu siempre ha apreciado el espectáculo y el
juego alegre, pero termina por aplaudir el sudor y el esfuerzo. El
Madrid de Luxemburgo, al que se debe reconocer el mérito de recuperar a
un equipo que estaba muerto, está más cercano a esto último y en
Zaragoza lo demostró. Apenas perdió el orden en defensa, uno de los
grandes méritos del entrenador, mostró una notable concentración y
aprovechó la única ocasión que tuvo en el primer tiempo. Luis García
despejó mal un disparo no demasiado fuerte de Zidane y Owen apareció
para marcar. La efectividad volvía a enmascarar las carencias de este
conjunto para crear fútbol. El Zaragoza movió mejor el balón, tuvo más
posesión y disfrutó de varias ocasiones, pero sólo acertó una vez. Villa
y Óscar rompieron la defensa del Madrid tirando paredes, que cada vez se
ven menos en el fútbol, y el centrocampista no falló ante Casillas.
Segundo acto: La última jornada la aprovechó Luxemburgo para que Celades
se despidiera del Real Madrid como titular, privilegio del que no
disfrutó Luis Figo. El portugués, enfrentado a su entrenador, quizá jugó
en Zaragoza su último encuentro como futbolista del Madrid, o mejor su
último medio partido, porque Luxemburgo sólo le permitió jugar 45
minutos. La salida del portugués, si al final se produce, seguramente no
se producirá como merece Figo, el futbolista que con su llegada al
Bernabéu cambió los últimos cinco años de historia del fútbol español.
El Barcelona ha tardado cinco temporadas en recuperarse de la marcha del
portugués y eso es algo que no se debería olvidar.
La presencia de Figo sobre el césped fue lo más destacado de una segunda
parte prescindible, que se acabó cuando Roberto Carlos batió a Luis
García después de una bonita acción a un toque con Zidane y Raúl. Nada
más hubo, salvo alguna acción de excesiva e incomprensible dureza, hasta
que un fenomenal pase entre líneas de Figo permitió marcar a Ronaldo,
que aprovechó otro fallo de Luis García. Ahí finalizó una temporada con
más disgustos que alegrías para Real Madrid y Zaragoza.
Desenlace
El Real Madrid se despidió de la Liga con un triunfo logrado gracias a
su efectividad y a la mala actuación del portero del Zaragoza, Luis
García. Lo mejor que se puede decir del Madrid es que mostró esa imagen
seria que ha ofrecido desde que Vanderlei Luxemburgo se sienta en su
banquillo. Es lo que queda cuando no hay capacidad para generar fútbol.
Luis Figo pudo disputar su último encuentro como jugador del Real
Madrid. |