El Barcelona gana los partidos porque tiene
más cilindrada que sus adversarios. Se reconoce superior y sabe
administrar el tanteador porque domina los tempos del juego. Toca y
circula incansablemente buscando un gol que suele caer de maduro para
luego administrar su ventaja. Los de Rijkaard aúnan prestancia y
prestaciones en un conjunto que siempre prefiere una pared a un regate.
Tiene dos caras, una exhibicionista y otra monacal. Ayer ofreció las dos.
Anoche el Depor salió bravo, agrandado. Quería Jabo que los ataques
culés amanecieran lejos de la meta de Munúa, empresa difícil ante esta
cooperativa futbolística llamada Fútbol Club Barcelona. El partido
comenzó a inclinarse del lado culé en el minuto diez, cuando Giuly
rentabilizó un balón suelto en el área deportivista. El gol desató al
Depor, algo que celebró el Barcelona, aunque no alteró su discurso:
balón, pared y espacio libre. El paso de los minutos restó revoluciones
al encuentro, que paso de vertiginoso a trepidante. Con los azulgranas
ensanchando el campo, Tristán coqueteó con el gol en un par de ocasiones,
evidenciando que su tempo de juego es aún lento. Valdés se exhibió tras
ser descerrajado por Luque con un zurdazo en una falta. El balón
visitaba ambas áreas con insistencia cuando se señaló el descanso.
Fútbol delicioso en el que decidía un borrón defensivo.
En la reanudación, un obcecado Márquez dejó en inferioridad a los suyos
al descartarse con una patada destemplada a Valerón. La circunstancia
fue contestada por ambos técnicos. Jabo sumó pólvora (Fran por Sergio) y
Rijkaard apuntaló su medular (Gerard por Giuly). El campo se inclinó a
favor de los locales y a los barcelonistas les tocó exhibir su perfi l
más correoso. El partido se tiñó de blanquiazul, pero las ocasiones se
resistían y el reloj comenzaba a correr en contra de los gallegos y de
la galaxia.
Riazor no rentabilizaba su posesión, como había pedido Irureta, aunque
le quitó la pelota al Barça. Aleccionados por la sabia batuta de Fran,
jugador que tiene fútbol de sobra en sus botas para seguir jugando al
fútbol. Además de criterio y talento. Un mano a mano entre Tristán y
Valdés ponderó la valiosa presencia del portero en este partido. El
zafarrancho gallego amenazaba la numantina actitud barcelonista. La
necesidad agudizaba el ingenio de los locales y elevaba los quilates del
juego. Pero el fútbol premió a un líder mojigato en la segunda parte.
Valdés celebró su centenario en Primera y la falta de puntería de un
Tristán al que el abandono físico ha empujado a la vulgaridad más supina.
¡Vaya día! - Tristán
Estuvo muy participativo y ahí nada se le puede reprochar, pero dispuso
de varias ocasiones y no acertó.
El crack - Valdés
El meta del Barcelona salvó a su equipo del empate con dos buenas
paradas. Fue un muro infranqueable.
El duro - Márquez
Se ganó la segunda amarilla por una patada a destiempo. Hizo demasiadas
faltas sobre Valerón.
El dandy - Fran
Con el capitán cambió la decoración del partido. Su entrada dio criterio
al Deportivo y abrió el camp
DEPORTIVO 0
BARCELONA 1
Deportivo: Munúa, Scaloni, Coloccini, Andrade, Romero, Sergio (56’), M.
Silva (70’), Víctor (63’), Valerón, Luque, Tristán, Dani Mallo, Manuel
Pablo, Pablo Amo, Capdevila, Duscher (70’), Fran (56’), Munitis (63’)
Barcelona:Víctor Valdés, Belletti, Puyol, Oleguer, Sylvinho, Xavi,
Márquez, Deco, Giuly (55’), Etoo (93’+), Ronaldinho (67’), Jorquera, Gio,
Fernando, Gerard (55’), Albertini, Iniesta (67’), Maxi (93’+)
Gol
0-1 (10’): Giuly aprovecha un centro-chut de Sylvinho y empuja el balón
a la red ante un Munúa que nada pudo hacer.
Árbitro: Rubinos Pérez, del Colegio Madrileño. Expulsó a Márquez (51’),
por doble amarilla. Amonestó a Andrade (11’), Etoo (26’), Puyol (35’),
Romero (65’) y Scaloni (91’+).
Incidencias: Riazor. 36.000 espectadores. Lleno absoluto. El estadio
coruñés registró la mejor entrada de la temporada, igualando la reciente
visita del Real Madrid. |