Buenas noticias. Zidane ha regresado en
todo su esplendor. Otra vez el mariscal de campo, el patinador del balón,
el brujo al que el balón obedece para burlar a los demás. Quedaba Zidane,
queda Zidane. Quizá sólo para el Bernabéu, quizá sólo para noches
grandes, pero queda. Como queda Roberto Carlos para rato y Figo para
rato. Además, la Juve no tiene gran cosa. En su alineación titular hay
algunos que se han colado, que no dan el nivel. No muchos, pero sí
algunos. Y Del Piero está para el arrastre. Y en general el equipo no
tiene ese aire compacto que se les supone a los equipos italianos. Fue
un equipo afligido y sin respuestas.
Malas noticias. Ronaldo no marcó los dos goles que me hubieran permitido
poner su foto en portada, el brazo cruzado sobre la frente para mostrar
el tatuaje amoroso y un titular ¡Vivan los novios! Ronaldo no marcó, no
se reconcilió con el gol, ni con el fútbol, ni con el público, ni mucho
menos con Luxa, al que dirigió una mirada de divorciado sin esperanza
cuando se marchó del campo. Y tampoco Raúl encuentra el gol. Sufre,
trabaja y hace cosas buenas que contribuyen al juego del equipo, pero
encuentra con menos facilidad las posiciones de gol y ha perdido esa
frescura en el remate. El Madrid lo tuvo anoche todo menos el gol.
Y una noticia regular: el resultado. Pero regular tirando a buena,
porque el 1-0 puede con el 2-1. Tiene la pega de que te mete en dudas: ¿Ir
a por el partido o dejar que el tiempo pase? Esas dudas no existen ni
con el 1-1 ni con el 2-0, pero sí con este resultado corto, que sabe
peor porque el Madrid mereció más. Esos dos balones al palo hubieran
elevado el marcador al pronóstico de Roberto Carlos, 3-0, y esa fue la
diferencia entre ambos equipos. Pero se quedó en uno y es inquietante
recordar que el Madrid viajó la última vez a Turín con ventaja de 2-1 y
cayó 3-1. Entonces Ronie estaba lesionado en el sóleo. Ahora está
lesionado en el alma. ¿Qué es peor? |