20/11/2004
RONALDINHO REVIENTA EL CLÁSICO

Primer acto:
Un regalo de Roberto Carlos, que no se entendió con Casillas, permitió al Barcelona dar primero en el clásico, que casi aniquiló con el segundo gol, obra de Gio, siempre en jugada iniciada por Ronaldinho. Un duelo marcado en su comienzo por el ataque entrenador de Frank Rijkaard, al ordenar marcaje individual de Gio a Figo y situar a Larsson (titular por las molestias físicas de Giuly) en banda derecha y al camerunés como delantero centro. Pues justo al revés (cuando intercambiaron posiciones), casi a la media hora, fue como Ronaldinho, espectacular, acreedor una vez más al Balón de Oro, envió el pase al hueco que desencadenó el 1-0.

El Barcelona controló desde el principio el balón, ante un Madrid tranquilo, sin excesivas ambiciones, como expectante. Larsson, a los dos minutos, ya disparó su primera bala fallada. Poco después contestaba Roberto Carlos con un centro potente que pudo acabar en gol en propia puerta.
En un encuentro sin apenas faltas (arbitraje permisivo cien por cien de Undiano Mallenco), el clásico no defraudó por la actitud 'siempre positifa' de un Barça construido para atacar sin prisa, pero sin pausa, frente a un Madrid timorato y que no 'tira' con Beckham. Y Ronaldinho, en partidos así de abiertos, con metros, es un artista, el galáctico con el que soñará Florentino Pérez. Desbordó como quiso por la banda izquierda, con su habitual repertorio de filigranas propias del Circo del Sol. Junto a él fue decisivo el oficio de un tipo como Deco, que hace menos ruido pero es igual de tremendo.
El Madrid no alcanzó a poner a prueba ni una sola vez a Víctor Valdés, que sólo sudó en disparos fuera de Zidane o Salgado. Hasta Ronaldo se fue al descanso con amarilla. Su amigo íntimo, Ronaldinho, se fue sonriendo. El fútbol es suyo.

Segundo acto:
El Barça, ante la manifiesta huelga de piernas caídas del Madrid, se lo tomó con calma en la reanudación, sabedor de su superioridad. Y más después de dos sustos madridistas, en un disparo de un gris Zidane y un cabezazo en el área pequeña que un Balón de Oro como Owen no debería fallar.

Pero a la hora de partido todo volvió a su sitio. Al gusto que se dieron Ronaldinho y Deco en cada acción (siempre un taquito, un pase sin mirar, lo que sea con tal de escapar a la rutina). Y a la pasmosa tranquilidad de los azulgrana con la pelota en su poder. Era cuestión de tiempo que llegaran más goles. O de actitud. Y Etoo, que corre que se las pela por cualquier banda, construyó de la nada un penalti. El Madrid, entre tanto, hizo lo que pudo, más bien nada ante un rival firme atrás. Si acaso empezar a reservarse para una final de verdad, la del Bayer Leverkusen en la Champions.

Desenlace
La conclusión del clásico es que sólo las lesiones (cayeron Larsson -otro con la rodilla dañada- y Belletti) pueden frenar a este Barça. Únicamente el gafe histórico de este club puede acabar devorándolo. Porque ahora mismo es el mejor equipo de Europa. Venció sin forzar, a medio gas. El Madrid asistió al evento como convidado de piedra. Ronaldinho, Deco, Etoo y Xavi estuvieron un escalón por encima de la galaxia blanca. Son siete puntos, pero la sensación es que el abismo es mayor. Aunque, para alivio blanco, esta Liga no ha hecho más que comenzar y hay tiempo para todo. Ya se vio la campaña pasada.

21.11.2004 01:59 +0300