Ronaldo contra Ronaldinho. En ese
enfrentamiento se resume casi todo el partido. Y no me refiero tanto al
enfrentamiento futbolístico (que también) como al lingüístico, Ronaldo
contra Ronaldinho, el hermano mayor contra el pequeño, el rey contra el
heredero, del trono y del nombre. A partir de ahí, creo, se desentraña
el choque, el presente contra el futuro.
Hasta donde recuerda la memoria de los que recuerdan, jamás se habían
encontrado Ronaldo y Ronaldinho como enemigos en un terreno de juego,
nunca habían medido sus fuerzas mano a mano (pie a pie), Nazario de Lima
contra Assis Moreira, que lo de Gaúcho no es apellido, sino gentilicio.
Si ya molesta tropezar con alguien que se llama como tú, imaginen la
irritación que puede causar que te pise constantemente los talones,
insoportable.
Y por si los mil alicientes no fueran bastante, la llegada de Ronaldo al
Camp Nou se produce en el mejor momento de la segunda parte de su
carrera, aquella que comienza tras la espeluznante lesión de rodilla que
le había obligado a ser, sólo, un magnífico delantero. Pero el
futbolista que se vio contra el Albacete era el otro, el fenómeno, el
del Barça, el tipo que tuerce los partidos; hoy sabremos si ha vuelto
para quedarse.
Hay otros emparejamientos deliciosos, como el que nos descubrirá quién
es realmente Samuel, si billete o estampita. Lo sabremos en su primer
partido con fuego de morteros, pues con la fama que gasta debería
masticar las balas de cañón y eructar fuego. Samuel contra Etoo, otro
choque lingüístico que enlaza el nombre de uno con el apellido del otro,
así de cerca estarán argentino y camerunés, intentado demostrar (al
mundo y a Florentino) lo que vale una plaza de extracomunitario.
Figo y Deco, Valdés y Casillas, Guti y Xavi. Cada uno de esos choques
son unas elecciones a la presidencia de la comunidad autonóma de la
portería, del medio campo o de la delantera.
Al ataque.
Y luego están las estrategias, inútiles porque sólo vale atacar, no hay
otra solución, sería mezquino utilizar a un perro de presa para detener,
por ejemplo, a Xavi porque además de mezquino no hay perros de presa y
sólo cabe bombardear a los ángeles con ángeles más gordos. Dije Xavi
porque de él dependerá mucho de lo que ocurra, todos lo saben.
En el Barça no está claro si jugará el fantástico Giuly, renqueante, o
el acertadísimo Larsson, que se movería por la derecha fuera de sitio.
En el Madrid parece que Pavón el recto será el sustituto de Helguera,
aunque García Remón también ensayó ayer con Mejía. El resto es tan
brillante como el espantoso balón que se estrenará hoy, otro mal viaje
de un diseñador.
Juegan, con permiso del Milán, los dos mejores equipos del mundo, los
más espectaculares, aquellos capaces de generar un fútbol más hermoso.
Siempre decimos que es más que un partido y hoy lo es, lo prometo, es
combate de pesos pesados, guerra de las galaxias, hoy se decide, simple
y llanamente, quién es el mejor.
Hoy se estrena el 'Winter ball'
Hoy se estrenará en la Liga española el nuevo balón amarillo, más
adecuado para los partidos de invierno por su mayor visibilidad y con el
que está previsto que se juegue hasta el 30 de enero próximo. El Winter
Ball, que ya se estrenó hace tres jornadas en la Premier League, ha
recibido críticas de algunos jugadores, como el portero deportivista
Molina, que asegura que "deslumbra" . |