Esto es cada día mejor, fue su escueta respuesta cuando un periodista le preguntó qué había cambiado en su relación con el Barça desde que llegó la pasada temporada. Los flirteos del Chelsea del magnate petrolero Roman Abramovich ya son historia. Ronaldinho sonríe y el equipo de Frank Rijkaard, por segundo año consecutivo, vivirá atado a su capacidad para inventar fútbol magia.

La diferencia entre Ronaldinho y los demás se resume en el reclamo que los centenares de niños usaban para atraer a los futbolistas hacia las vallas, en busca del autógrafo: ¡Jugador, jugador!, ¡portero!, les decían a los que todavía no reconocen, hombres como Juliano Belletti o Sylvinho Mendes. Pero para el crack había un grito inequívoco: ¡Ronaldinho!. Sin dudas.

Aunque a Frank Rijkaard no le guste admitirlo, este Barça es más brasileño que nunca. Ronaldinho comparte habitación con Thiago Motta, Belletti está con Sylvinho y aún queda por saber quién será pareja de Anderson de Souza, Deco, cuando se incorpore a la concentración, el día 25.

Joan Laporta dio ayer una conferencia de prensa en Peralada (comarca del Alt Empordà), flanqueado por los presidentes del Banyoles, el Figueres y el Palamós, para explicar por qué el Barcelona ha elegido esa localidad para su primera estadía de pretemporada. Dijo Laporta que se ha elegido el lema Fent país (haciendo país) porque su club, que le debe mucho a Cataluña, desea promocionar el fútbol catalán y defender el uso de la lengua autonómica en Europa. Según Laporta, mezclar ambos conceptos no es hacer política, y se desmarcó de las similitudes entre su Fent país y aquel Fem país (hacemos país) que caracterizó parte del gobierno de Jordi Pujol.