Llegaba el Racing con la permanencia en Primera asegurada, por lo que casi le daba igual lo que pasara en el Camp Nou. Y así le salió el partido, un buñuelo indigesto, una especie de entrenamiento soso, como un dejarse ir, a remolque de lo que inventara o simplemente intentara el adversario.

Ese tono relajado que tuvo la tarde quizás tuviera que ver con el ambiente de homenajes y despedidas de jugadores del Barça. Uno de ellos podría ser Reiziger. Otro, por la forma en que saludó cuando lo cambiaron en el minuto 90, sería Davids.

Hay que andar adivinando, en este club donde los deberes —como los balances y las notas, como decían Núñez y Gaspart— parecen quedar para el final del curso. El que se va, seguro, es Luis Enrique, aunque ni él ni el Barça lo comunicaran de manera ofi cial. El primer capitán de la plantilla al final jugó, de titular, y se fue a los 59 minutos con el Camp Nou coreando su nombre, puesto en pie.

Luis Enrique dejó el Real Madrid en 1996 y se vistió de azulgrana. Ganó algunos títulos pero ninguna Copa de Europa, mientras que sus ex empezaban a aumentar la colección de orejonas. Pese a ello y a que el lustro último sólo se saldó con una colección de trofeos Gamper, la afi ción le agradece que se diga culé de toda la vida, aunque naciera en Gijón y simpatizara con los Ultrasur cuando vestía de blanco merengue.

Pudo irse con un gol, porque Ronaldinho le ofreció tirar el penalti y rechazó la invitación, y al final del primer tiempo tiró a la escuadra de Ouate pero se lo escupió el poste. Hubiera sido un broche estupendo para Luis Enrique, cuyo rendimiento en blaugrana ha sido generoso, pero quiso la historia que no marcara en su despedida del Camp Nou

Con el 1-0 al descanso y tras haber dispuesto de varias ocasiones más para aumentar su ventaja —Ronaldinho, Reiziger (¡!) y Saviola pudieron marcar—, el Barça comenzó a sestear.

El Pibito puso la última jugada de peligro cuando se reanudó el juego, para dar paso a un periodo de sopor insoportable. Davids volvió a ser el protagonista, porque la pelota pasaba más por sus pies que por los de Ronaldinho. Y por suerte apareció Xavi, para darle sentido al juego, que se fue por el desagüe, manso, romo, como debe ser entre dos equipos que se deben conformar con las migajas.

EL DETALLE: El penalti fue fuera del área