Prologo
Siete puntos separan al
Barcelona del Real Madrid y con quince todavía en juego, el derbi del
Bernabéu será uno de los árbitros de esta Liga, competitiva y con un final
apretado inimaginable hace unas temporadas cuando el Madrid lideraba autoría
y el Barcelona se diluía en los puestos medios de la tabla. Pero el cuento
ha cambiado y el encuentro del domingo puede ser decisivo, por lo que
Ronaldo insiste en jugar pese a su lesión, los blancos hacen piña, Puyol
hace un esfuerzo y Luis Enrique apela al orgullo culé. Pase lo que pase,
después, todos a ver el partido del Valencia en San Mamés.
Nudo
Primer Acto: Clásico
eléctrico desde el minuto uno. Poco juego de repeticiones en El tercer
tiempo, pero mucho fútbol que masticar sobre el césped del Santiago Bernabéu,
mucho cambio de papeles, muchas variantes que escudriñar. No en la parte
azulgrana. La llegada de Davids al Barcelona le dio a Rijkaard la
tranquilidad soñada. No varió el técnico holandés su concepto en Chamartín,
ése que le ha llevado a tocar el título con la mano. Un pero, quizá, el de
sacrificar a Ronaldinho en la izquierda, en un intento de taponar las
subidas de Salgado y de Figo.
Poco le importó al portugués. El 10 se encuentra en un impresionante momento
de forma y fue el que, de nuevo, tiró del carro blanco. Sin Ronaldo, Queiroz
regresó a la versión que algunos llaman equilibrada. Fijó a Solari en la
izquierda, lo habitual. Item más. El portugués abundó con Cambiasso y sin
Guti en busca de lo que se vio. Se cubrió el Madrid atrás, se afanó en la
presión, pero perdió salida en ataque, en una ofensiva deslabazada con Figo
como gran sostén. Tuvo más el balón y el control el Barcelona, pero apenas
inquietó a Casillas con tiros lejanos (Xavi, Davids). El Madrid, sin tanta
pinta de equipo macizo, encontró la chispa en los últimos 10 minutos del
primer tiempo. Zidane (dos veces), Raúl (otras dos), Figo y Roberto Carlos
hicieron internacional a Valdés y héroe a Puyol, quien con la cara evitó el
premio a 10 minutos de insistencia.
Descenlace
Esperó el
Barcelona su oportunidad y remató al Real Madrid en el peor sitio posible,
en el Santiago Bernabéu, ante su gente y en el momento más delicado del
campeonato. Los goles de Kluivert y Xavi desactivaron el tanto de Solari,
terminaron de meter al Barça en la lucha por el título y acabaron con
Queiroz y su proyecto. No por la derrota, ya que el Madrid sigue aspirando a
su trigésima Liga, pero sí por la sensación de abatimiento que embarga al
que no hace ni seis meses era considerado el mejor equipo de la historia.
Fundido y sin argumentos, el Madrid ya no depende de sí mismo. Crecido y sin
techo, el Barcelona apunta a lo más grande. |