Breves notas históricas. El Real Madrid se juega el
pase a semifinales en el estadio Luis II, que debe su nombre a un príncipe que,
como sus sucesores, sentía una incontrolable predilección por el mundo del
espectáculo: se casó con una cantante de cabaret y en segundos nupcias lo hizo
con una actriz (ambas divorciadas). Su mayor contribución al Principado, quizá
por ser hijo de escocesa y vivir varios años en Alemania, fue la fundación del
equipo de fútbol (1929) y la creación del estadio, recientemente reconstruido.
Luis II era también el abuelo de Rainiero, que, aunque ahora parece Papá Noel,
se casó un día con Grace Kelly, motivo por el que le rendiremos culto eterno. A
su decadencia, a la de Rainiero, ha contribuido, además del tiempo y la ausencia
de la musa, la turbulenta vida de algunos de sus hijos: una le salió guapa, otro
rana y la pequeña con un desmedido amor por el circo (por el Ringling Bros, el
de la Fórmula 1 e incluso el romano).
Por su ubicación, Mónaco siempre fue un país tentador, sobre todo, para
Francia, que sólo cedió a sus ansias anexionadoras cuando el Principado le cedió
el 80% de su territorio.
Valga todo ello para entender que el Mónaco, club de fútbol, es un equipo sin
masa social, básicamente porque en Montecarlo no hay masa social (qué vulgaridad),
sino playboys, playgirls, yates y, según la temporada, trapecistas y
saltimbanquis.
Pero si todo lo comentado resta pasión al partido (que no glamour), no le
quita ni un gramo de peligro. Precisamente por la confianza que despierta el
viaje a Montecarlo, 4-2 en la ida, el estadio que no impone (18.000 espectadores
y 3.000 del Madrid) y Morientes que se nos abraza.
Y si la confianza, su exceso, suele generar complicaciones, serán más las que
cause la táctica del Mónaco: buenos extremos y balones al área para poner a
prueba el juego por alto del Madrid, que nosotros ya sabemos que es malo y ellos
lo intuyen. Para rematar estarán Prso y Morientes, dos buenos cabeceadores. De
hecho, el primero le marcó cuatro goles al Depor en su noche de brujas (8-3) y
el segundo se comió a Pavón en el partido de ida.
El Real Madrid tiene a su favor, además de lo evidente (Ronie y compañía) que
conseguir un gol solucionaría cualquier agobio. Lo demuestra la historia: sólo
un equipo logró remontar un 4-2 tras recibir un tanto en la vuelta. Fue el
Hannover, que venció por 5-2 al AIK Solna en 1969.
Si el Mónaco ha tenido que remodelar su columna vertebral por las ausencias
de Squillaci, Bernardi y Zikos, el Madrid no será menos. Borja jugará en lugar
de Beckham (salvo Solariazo de última hora) y Mejía lo hará en el puesto de
Bravo. Para ambos, si el partido nace complicado, será un examen a sangre y
fuego. También se pondrán a prueba las salidas de Iker. Pero con encuentros así
es difícil predecir infiernos porque llega Ronie, marca a los dos minutos y el
resto del partido es mirar a las gradas a ver si está Estefanía con el domador
de leones. Eso sí, con 2-0 pasa el Mónaco, recuerdo.