El Real
Madrid ha encajado siete goles en cuatro días, de los
que cuatro fueron en jugadas a balón parado con balones
que sobrevuelan el área ante la mirada de todo el equipo
madridista. El poder ofensivo del Madrid, inferior en
bastantes goles al de la pasada temporada, se ve aún más
disminuido por la debilidad defensiva, que no ha venido
compensada con un mejor balance defensivo: como el año
pasado, 52 goles encajados en 48 partidos oficiales.
Puestos a buscar refuerzos de relumbrón en el mundo del
fútbol, la presidencia del Real Madrid ha descuidado una
labor importante, pese a las reiteradas quejas de los
entrenadores. En este sentido, sólo se pueden recordar
las palabras de Carlos Queiroz acerca de la filosofía
del Madrid y, sobre todo, los más recientes datos de un
equipo que ha recibido muchos goles pese a contar con
uno de los mejores porteros del mundo y mantenerse aún
en el primer puesto de la Liga: entre el Athletic y el
Zaragoza han sacado los colores al supuesto trabajo
defensivo del equipo. De hecho, de los cuatro primeros
clasificados de la Liga, el Madrid es el más goleado, y
sólo está a un tanto de, por ejemplo, equipos como el
Albacete, que ocupa el puesto decimosexto en la tabla
clasificatoria.
El problema no ha sido, en estos partidos y en los que
el Madrid ha sufrido goles similares, el juego de
presión, sino la finalización de las jugadas de los
rivales cuando han llegado los balones aéreos a la zona
de peligro madridista. Balones al segundo palo para el
pase de cabeza en continuación de la jugada han sido la
ruina en los dos últimos encuentros y da la impresión de
que la solución es inexistente en la actual plantilla.
El peor momento
La derrota de ayer supone que el Real Madrid atraviesa
el peor momento de la temporada con los resultados en la
mano. Nunca el equipo de Queiroz había encadenado dos
derrotas consecutivas. A ello une que son tres los
partidos de forma consecutiva sin lograr el triunfo y
también son tres las jornadas de Liga sin ganar. Si hoy
ganan Valencia y Barcelona, la diferencia que tenían los
blancos quedará en sólo uno y |