El Real Madrid recurrió a su habitual talismán, el Santiago Bernabéu, para lograr un salvoconducto de dos goles (2-0), firmado por Solari y Raúl, que defender en el Sánchez Pizjuán dentro de una semana y aspirar así a la final de la Copa del Rey, después de sobreponerse a la ausencia de Ronaldo, por gripe, y a la prematura lesión de Figo, y frenar a un sobresaliente Sevilla gracias a su oportunismo.

El conjunto de Caparrós realizó un notable encuentro en Chamartín, pero careció del talento necesario en los últimos metros para obtener un resultado positivo. El Madrid, achicado en muchos momentos por el juego hispalense, encontró en la definición de sus jugadores la valía necesaria para afrontar la vuelta con garantías, aunque no todo esté resuelto.

Sin Ronaldo en el césped, el Real Madrid encontró su dibujo más natural, con Solari en la izquierda y Zidane por delante de los centrocampistas. El escenario invitaba y el equipo blanco carburó pronto, gracias a la masiva participación de Zidane en la elaboración, meridiana con Guti de mediocentro. Sin embargo, el Sevilla no se dejó intimidar. Se posicionó y se sintió seguro, gracias a la solidez de su esquema.

El brasileño Daniel Alvés, muy activo en ataque, impidió que Roberto Carlos utilizara el flanco izquierdo, habitual abastecedor del Madrid en partidos atascados. Paulatinamente, el Sevilla fue tomando cuerpo. Se hizo dueño del partido y le buscó las cosquillas a los locales. Los de Caparrós generaron ocasiones por ambas bandas, pero, por una vez, los centrales del Madrid, sobre todo Helguera, frenaron las embestidas hispalenses.

Era ya un Madrid de fogonazos, de impulsos a través de Zidane. Se le había sumado el contratiempo de la lesión de Figo mediado el primer acto, y perdía presencia en ataque. En la zaga sevillista habitaban sin sobresaltos Javi Navarro y Pablo Alfaro, conscientes de que la amenaza brasileña descansaba plácidamente al menos por una noche.

Las defensas, superiores a los ataques, trasladaron el choque al máximo equilibrio, donde el Sevilla parecía sentirse más a gusto y el Madrid acuciado por la urgencia dada su condición de local. Sin la 'pegada' de Ronaldo, el cuadro de Queiroz obligó más a Esteban en sendas intervenciones a disparos de Zidane y Portillo cuando languidecía la primera mitad. Por contra, César sólo había intervenido en un disparo serio de Dario Silva.

EL MADRID DEFINE.

El peso del Sevilla se acrecentó en la segunda mitad. El conjunto de Caparrós encontró la posición y la pelota, e intimidó al Madrid, más deslucido sin la frescura de Zidane. Pero como es habitual esta temporada, esto no es óbice para que el Madrid trasgreda todas las reglas del fútbol y marque cuando peor jugaba. Y así fue, por enésima vez. Solari, el pulmón de este equipo, todo entrega y sacrificio, encontró premio a su pundonor con un tanto de bella factura, en el que Esteban no estuvo muy afortunado.

El gol generó dudas en el Sevilla. Su planteamiento y su actitud chocaban de frente con el oportunismo blanco. Con el resultado a favor, el Real Madrid recuperó la confianza e igualó de nuevo las fuerzas del choque. Y casi sin darse cuenta, Raúl y su Madrid se encontró con el gol después de que Portillo porfiara por un balón en una esquina del campo. El siete blanco obtuvo petróleo de la jugada y sentenció el partido.

Los locales, incluso, pudieron sellar su pase a la final con un tercer tanto en las postrimerías del encuentro, pero Esteban rechazó una espléndida volea de Guti y mantuvo vivas las esperanzas del Sevilla de alcanzar la final del torneo copero.

MADRID, 5 (EUROPA PRESS)