EL SUBMARINO, TOCADO Y HUNDIDO
24/01/2004
EL SUBMARINO, TOCADO Y HUNDIDO |
Prólogo
Ronaldo ha superado sus problemas
físicos y podrá jugar ante el Villarreal, que llega al Santiago Bernabéu
dispuesto a ser el primer equipo que puntúa en el estadio madridista esta
temporada. Anderson, Víctor, Battaglia, Guayre y Riquelme son la principal
amenaza para un Madrid que presenta varias bajas en defensa. Sancionado Helguera
y lesionados Pavón y Rubén, el compañero de Raúl Bravo en el centro de la zaga
será Mejía. Anderson ya desefunda las pistolas.
Nudo
Primer Acto: Buen Real
Madrid ante un Villarreal que dispuso de su cuota de poder al principio (como es
norma en el fortín de Chamartín) y que pagó la pegada madridista. Pese a las
bajas, el campeón jugó tranquilo, confiado en que su suerte es la del ganador.
Solari, antes del cuarto de hora, sellaba con su disparo raso que no hay muro
infranqueable para este Madrid.
Tras el gol, el Villarreal siguió buscando a Anderson y José Mari y, salvo
acciones esporádicas, no tembló Casillas, lo cual es bueno para el Madrid. El
ritmo cansino del Villarreal, muy argentino, no parece suficiente. El debutante
Mejía no desentona en la zaga blanca.
Segundo Acto: En la
reanudación se convenció pronto el Madrid de su soltura. Ronaldo, el mejor 9 del
mundo, enganchó un zurdazo colocado que dejó a Reina y al Villarreal para el
arrastre. El 2-0 era la culminación a un digno trabajo de los locales, que no se
despeñaban sino que mantenían el tono y la alegría. Esas risas habituales de
Roberto Carlos, que contagió a otras compañeros, transportó al equipo a la
próxima jornada, a Valladolid. Floro, descontento con los suyos, hizo un cambio
triple (adiós Battaglia, Riquelme y Guayre; hola a Josico, Javi Venta y Víctor)
que al principio no surgió mayor efecto. El Madrid vivía cómodamente en el
partido y Queiroz dio descanso a tres galácticos: Roberto Carlos, Raúl y Figo.
Pero en estas que el encuentro se enrabietó en el achuchón final del Villarreal.
Ballesteros cabeceó a gol, tras ocasiones anteriores para José Mari y Belletti,
y el Bernabéu se vio amenazado. En la última jugada, con un árbitro que sólo
añadió dos minutos pese a los seis cambios, Ballesteros cayó en el área: no hubo
penalti, sino piscina. Pero por milímetros.
Desenlace
Sigue el pleno en casa del Real
Madrid, sobrado y feliz ante un rival opaco que sólo soñó en los segundos
finales. Fracasaron los argentinos en la caza deportiva a Beckham, aunque el
inglés no fue el de otros encuentros. Raúl Bravo, por tarjetas, se perderá el
partido en Valladolid.
AS