Uruguay y su mito llamado "Maracanazo" se afianzó hoy en las eliminatorias suramericanas del Mundial 2006 como la "Bestia Negra" de Brasil al arrancar a domicilio un empate 3-3 en un partido que perdía 2-0 en el primer tiempo.

El delantero del Manchester United inglés Diego Forlán, con anotaciones a los 56 y 76 minutos, y el centrocampista brasileño Gilberto Silva, con un gol contra a los 78, estuvieron a punto de asestar a Carlos Alberto Parreira la cuarta derrota en su historia de choques contra Uruguay como seleccionador "canarinho".

La historia se borró a cuatro minutos del final gracias a Ronaldo, que en una de sus arrancadas de miedo, salvó los muebles del naufragio provocado por Juan Ramón Carrasco y sus pupilos. Carrasco llegó a Curitiba prometiendo que ganaría a Brasil y semanas antes, en Montevideo, aseguró que sabía más de fútbol que Parreira. Los brasileños pidieron su excomunión del fútbol, pero el destino casi lo premia como profeta.

La selección de Uruguay llegó al estadio "Pinheirao", de Curitiba, con la intención de sofocar a los brasileños en su terreno, robarles el balón y presionarlos en ataque. Para ello sorprendió con un libreto ofensivo, con Germán Hornos, Marcelo Zalayeta y Diego Forlán, firmes en el frente de ataque. Con ellos, Carrasco ahogó la salida de los laterales Cafú y Júnior, y provocó varios dolores de cabeza a los centrales Lúcio y Roque Júnior. Pero en el primer tiempo olvidó la vacuna contra el mal que causaron con sus goles Kaká (m.19) y Ronaldo (m.38) a la defensa uruguaya.

El trío de contención de Carrasco en la mitad de la cancha formado por Marcelo Sosa, Nelson Abeijón y Martín Liguera terminó desbordado por la constante circulación de los novatos Renato y Kaká y de los experimentados Zé Roberto y Rivaldo. Y el cuarteto defensivo uruguayo, que emergió como una sólida muralla, se desmoronó poco después del pitido inicial con el argumento simple que usan los equipos para romper la línea del fuera de juego: pases aéreos cruzados. Zalayeta, a los siete minutos, dio el primer aviso sobre las intenciones celestes al rematar con violencia un balón que pasó silbando sobre el larguero.

Pero a partir de los 14 minutos, la réplica de los brasileños se hizo sentir. Ronaldo estrelló el balón en el vertical después de que su primer remate fuese contenido a medias por Gustavo Munúa. La historia cambió a los 19 cuando Kaká avanzó y Rivaldo por la mitad habilitó a Ronaldo, quien, de manera poco ortodoxa, empujó el balón con el muslo al fondo de la red de Munúa. Uruguay se descompuso, las combinaciones en diagonales de los brasileños abrieron enormes grietas y en una de ellas Ronaldo marcó el gol número cincuenta en la selección "canarinho".

El delantero del Real Madrid no tuvo dificultades para transformar en gol a los 28 minutos un centro de Zé Roberto. El goleador del último Mundial mató el balón con el hombro, hizo el quite al portero Munúa y con la zurda empujó suave la bola. Ronaldo tuvo otra oportunidad a los 36 minutos, cuando su remate se anidó en la red exterior y Rivaldo desperdició la suya, a los 42.

Uruguay volvió a intimidar en una rápida excursión de Hornos, que confirmó los fallos defensivos de Brasil, pero su remate débil al cuerpo de Dida no tuvo consecuencias para el resultado.

Para entonces Carrasco ya había apelado a su banco en busca de reservas. El batallador Abeijón cedió su puesto a Richard Núñez. Y para comenzar el segundo tiempo sacrificó a uno de sus laterales, Romero, y puso al conductor Alvaro Recoba. Minutos después ingresó Javier Chevantón por Hornos y con ello Uruguay replanteó su dinámica ofensiva con el mismo 3-3-1-3 que usó para golear a Bolivia en la primera jornada de las eliminatorias.

En forma temeraria Uruguay avanzó, desafió a Brasil en su cancha y el partido se tornó un "toma y daca" de mucho vértigo. El premio a la osadía de los visitantes llegó a los 56 minutos cuando Forlán aprovechó un error de Lúcio en el cierre a Zelayeta.

El delantero del Manchester United recogió el balón que sobró del aparatoso choque y batió sin contemplaciones a Dida. Veinte minutos después Forlán encontró la consagración al conectar de cabeza un balón venenoso que Núñez soltó desde la izquierda.

Y dos minutos después la estantería brasileña cayó al piso cuando Gilberto Silva desvió con su cabeza al fondo de la red un lanzamiento libre. Ronaldo apareció con su gol salvador a cuatro minutos del final y Brasil cerró el año en las eliminatorias mundialistas con más dudas que certezas. Al cabo de cuatro jornadas, la selección brasileña completó ocho puntos, uno menos que los uruguayos.