El Real Madrid se proclamó campeón del Trofeo Naranja después de imponerse en la tanda de penaltis al Valencia (5-6), ya que el partido, intenso y disputado sobre todo en la primera parte, concluyó con empate a cero, aunque el cuadro valencianista fue superior y sólo echó en falta mayor pegada y quizá algo de suerte porque estrelló hasta tres balones en los palos.

El encuentro del morbo no decepcionó en el primer acto donde ambos equipos desempeñaron su labor lo mejor posible. El Valencia, un equipo más consistente, empezó con mayor claridad y dominó los primeros minutos. Su presión y desgaste físico le dieron las primeras oportunidades. Por entonces, ya el Real Madrid era incapaz de contener el juego vertical de los 'chés'.

No obstante, el equipo blanco ofreció un pobre bagaje, incluido el banquillo. Queiroz no parece tenerlo muy claro y el esquivo Makelele le ha otorgado más dudas en una posición fundamental. Cambiasso no fue solución y el equipo blanco se atascó en el centro del campo. Primero con un ritmo exasperante, cansino y parsimonioso, y segundo incapaz de crear y destruir.

Bajo este panorama, los focos giraron hacia las individualidades del equipo y se produjo un nuevo chasco. Beckham, nervioso e impreciso desde el principio, jugó su peor partido como merengue, Raúl ni siquiera estuvo en el césped, Figo perdió innumerables balones y Ronaldo pasó sin pena ni gloria. Sólo Zidane deleitó con sus habituales gotas de clase.

El francés brilló especialmente en la primera parte. La libertad que le concede Queiroz le beneficia. El galo además protagonizó una de las mejores ocasiones merengues en la primera mitad con un fuerte 'chut' desde la frontal que despejó con apuros Palop.

El Valencia, por su parte, no cambió el guión que le ha hecho situarse en la elite en los últimos años. En cuatro partidos de pretemporada no ha encajado un gol y eso es ejemplo de su estilo. El cuadro valencianista sabe a lo que juega y lo hizo mientras le duraron las fuerzas.

Los nuevos fichajes del equipo local, especialmente Oliveira, dieron ejemplo de que tienen calidad para hacerse un hueco en el once de Benítez. Aún así, el técnico sigue adoleciendo de los problemas de campañas anteriores, un delantero que certifique el desarrollo de su juego.

BECKHAM, AUSENTE

Queiroz cambió en la segunda mitad la posición de Beckham, que se instaló en el doble pivote. Figo se escoró entonces a la banda derecha y Zidane a la izquierda, pero no era el partido del inglés ni de su equipo. El 'spice boy' pasó desapercibido y es que la sombra de Albelda y Baraja era muy alargada para todo el centro del campo madridista, pobre e insolente en ciertas ocasiones.

El ritmo del juego descendió bruscamente en la segunda mitad. Los cambios ayudaron a ello, y el Madrid ni siquiera disparó a puerta en los segundos 45 minutos. Los locales, impulsados por el fervor de su público, lo intentaron con más empeño. Canobbio y Carew se encontraron con los palos para inaugurar el marcador de Mestalla, y en otras ocasiones Casillas impidió el tanto.

En la postrera tanda de penaltis, Pellegrino erró el penalti decisivo y Cambiasso transformó el que concedió al Madrid su segundo Trofeo Naranja, aunque las dudas siguen instaladas en el seno del equipo, que en una semana, el próximo domingo, afrontará el primer partido oficial de la temporada, el encuentro de ida de la Supercopa de España ante el Mallorca en Son Moix.