La iniciativa
arrancó hace dos años y ya tiene más de 300.000 privilegiados que salen por la
mañana a la calle presumiendo de poseer el llamado Carnet Madridista. Una
tarjetita del tamaño de una credit card (de bolsillo) que supone un vínculo de
filiación al club, dado que se exige el pago anual a través de una domiciliación
bancaria. No es un carnet que se compre en un kiosko o en el Carrefour.
Por ello, el
objetivo ambiciosísimo que se ha marcado el equipo de trabajo liderado por
Florentino pasa por trazar una campaña publicitaria que le permita al ciudadano
de Asia, Estados Unidos, África y hasta Oceanía poder hacerse con ese Carnet
Madridista que les permitirá presumir de dicha condición por una inversión de
sólo 30 euros anuales. Una cantidad pequeña pero que en caso de que se adhieran
cientos de miles de fans blancos, como es previsible, el Madrid se aseguraría un
río de millones de euros que lo colocará en el liderazgo de las marcas mundiales
de cualquier actividad económica.
Estrategia. El
Madrid está diseñando la campaña publicitaria contando con sus aliados naturales,
esos patrocinadores que se encargarían de vender un doble producto. ¿Se imaginan
a Roberto Carlos, Raúl o Beckham en un anuncio de Pepsi que se emita en la
televisión china anunciando el Carnet Madridista? Lo mismo al día siguiente hay
500.000 chinos que se suben a ese carro en el que ya están Ronaldo (socio número
101.120) y más de 300.000 españoles. Esta idea es una mina de oro. Al tiempo.